parada mirando las personas apresuradas pasar.
Caigo lentamente hacia el piso,
encojo mis piernas,
cansadas de esperar.
Ahora ya perdimos el tren,
el siguiente turno no sabemos si vendrá.
Una lagrima se resbala por mi mejilla,
es fría como las nubes grises
y sutíl como el viento que azota.
Yo sé que no volverás,
una hormiga entretiene tu pesar.
Mis manos se tornan púlpuras,
la lluvia se hace presente,
yo sigo en la plaza.
Suspiros tras suspiros,
me hacen perder la realidad.
Diez gotas en el suelo,
la gente corre buscando un cobertor,
mi sonrisa fuera de lugar.
La noche llega lentamente,
tu sombra le sigue al atardecer.
La tormenta paso y las luces dominan el paisaje,
ahora soy yo la que camino,
sin buscar sin apresurar.
laranka
