Yo pasaba junto a un grupo de muchachas, ellas suspiraban al mirarlo por su delante... mirar a quién?
No lo supe, yo seguí caminando dejando a las "julietas" junto al árbol del parque.
Seguía mi camino, pero esta vez de regreso. Los días habían pasado, ya ni recordaba el acontecimiento
en el parque; pero, un instante extraño y lo conocí!
No reía mucho en medio de un grupo de humoristas, simplemente te miraba callado y luego te daba
una sonrisa. Ignoré toda señal aislada de su prensencia, así como su rostro y sus detalles.
Me he puesto a pensar que las personas y sus ojos son solo episodios de la cotidiana vida que te dan
momentos sin motivos, solo por el hecho de regar de recuerdos al resto.
Ya los meses habían pasado, mi trabajo consumía a grandes mordiscos mi actividad social y la había
reducido a las redes y sus dispositivos. No conocía la ciudad nocturna, no entendía en que momento
me volví un animal de granja... trabajo con el sol y duermo sin él.
Un encuentro fortuito... de nuevo? ya no!... Pero sí, ahi estaba no recuerdo el lugar exacto, solo
puedo decir que esta vez el viento confabuló para que llamara mi atención.
Un hombre bastante dulce, de apariencia normal, manos fuertes y sonrisa ligera; nadie interesante
a simple vista... pero ahí, en el fondo del asunto estaba escondido un animal un tanto peligroso, no
tan arriesgado, pero si bastante sincero.
Por miedo no capturé ningún segundo de esta historia, a la final... no existe final sin un inicio,
y no existe un inicio si no respondo su sonrisa.
Me he puesto a pensar que existe más señales de auxilio en el mundo, que momentos sinceros en mi
historia... pero prefiero lo "poco", porque disfruto más los riesgos.
Nuevamente más muchachitas suspiraban por su sonrisa... qué carajos tiene de especial, debería de
preguntarlo de frente y decirte -deja de creerte un galán sin sentido, no eres ni lindo-... Me
molesto y salgo de ese bar, siento como el fastidio ya se apodera de mi rostro y me doy cuenta que
siempre está presente esa "princesita rebelde", que jodido! pienso -par de tarados mejor, me voy en
silencio-... Liz? te llamas Liz, verdad?... me detengo de un golpe y no, no quiero girar a responder
su voz. -Si no fueras Liz, seguirías caminando, soy gabriel por qué te quieres ir?-... sigo callada,
un poco incómoda por su estúpida galantería... -Bueno, no quiero molestarte-, -si! estorbas; lo medito,
-solo quería colarme en tus planes de huída... puedo?.
Es aquí donde giro sin respirar, con toda la mala vibra para golpearlo, romperle la nariz e irme con
una amplia sonrisa... pero me captura su mirada... -ouch golpe bajo, tonta!-
Los encuentros pueden convertirse en los primeros que te traicionan. Llegan así, sin explicaciones,
te golpean con mentiras y te dejan en la orilla de un río caudaloso.
Desperté nuevamente con pesadillas... toda la culpa tuve ese tonto hombrecito que intentaba socializar
con una persona hostil. De pie y a desayunar, esta vida ligera sin un empleo, nuevamente me ha convertido
en un parásito de mi cuenta de ahorros; pero a la final lo necesitaba.
Hora, hora, hora y hora... y tu presencia invisible toca mi puerta, pero esta vez entras sin permiso
y por la ventana. Una palabra mía y cometo un grave error, será acaso que tengo la versión antigua de
ese programa de conquista... torpe y lento, que cuelga hasta el computador más ligero y moderno.
Todos tenemos amistades que tienen más experiencia que el diablo, más historias que pirata y más
visión que Nostradamus... que bueno que son ellas las que asoman cuando una mujer entra en pánico,
por la culpa de ese sexo tonto que vienen para complicar las líneas normales de conducta.
Disfruto caminar junto a tu aroma, no me importa ahora que mis ideas empiecen a revolcarse entre mi
mente.
Que tanto puede pesar las palabras, que tanto pueden expresar las miradas... todavía no entiendo las
razones de que Gabriel se encuentre en presencia, pero debo continuar ignorandolo.
Otra vez esas niñas, esas princesitas con coronas doradas bien pulidas, absurdas y molestosas. Pero ya
no importa, esta vez paso frente a ellas; esos susurros y grititos de coquetería se opacan con caras
de envidia... tal vez me gané todo un reinado de odio, pero no fui la culpable... simplemente ellas
fueron muy ingenuos e irrespetuosas, y yo simplemente fuí lo suficientemente sincera y hostíl.
Río en mi mente y es él quién me descrubre y de forma sutil replica -mejor cambiemos de camino...-
silencio y seguimos.
Las semanas se construyen de la misma forma... Aunque siempre hay toques distintos, temas diferentes
que nos involucran, puede ser que nos unan... Yo me siento cómoda con sentir que sigue ahí, que no ha
huído ni se ha aburrido. Supongo que algún momento sucederá...
Y son en estos días en que la claridad de mi mente se ensucia con la alegría del corazón. Organo "vital"
de todo ser humano, pues debería dejarse de ser tan engreído y dejarme vivir mi vida.
No sabemos que tan cerca puede estar un final, no entendemos que tan visible puede ser el "PARE" en la
relación entre dos personas... Sentada junto a mi café y un tabaco, dos vicios que me enamoran con sus
formas y sabores románticos, miro como cae la tarde de un sábado... Ya no espero su transparencia, ya
no espero nada más de Gabriel... Me dí cuenta que siempre he esperado a él.
Un esfero en mi manos que resbala hacia la ventana, me asusta y me despierta de mis recuerdos...
Gabriel... eres ese hombre que no entiende porque todas le ofrecen regalos como flores en los grandes
recitales; eres de esos tipos que utilizan la educación para fobetear a los comentarios sin sentido;
eres quién eres y ahora soy parte de todas esas princesitas tontas que suspiran por tí...
-Que triste realidad la de Liz- me comentó en voz alta... El reloj marca el minuto, es ahora la hora,
cierro mi testimonio, tomo mi bolso, aguanto el respiro... no tengo porqué perder sin haber batallado.
Y cierro con nuevas reflexiones... No sabes cuando el amor se disfraza de sinverguenza e interviene en
un tiempo en el cual solo dedicabas a no ser nadie más que lo que sobras.
laranka
31/10/11
