miércoles, 22 de enero de 2014

Llenos de instintos...

Me dijiste: "Mira entre los árboles, siente el resplandor de un sol rojizo que acaba con su vida mucho antes de amar a la luna..."
Yo solo parpadeaba las pupilas con miedo a perder la nitidez de esa luz.
Luego nos quedamos quietos en la mitad de la oscuridad, así tan innecesarios para la humanidad y tan desesperados para nuestros latidos.

Aire suicida que viene y va, va de mis pulmones hacia los tuyos, y me devuelves llenos de veneno tóxico.

Seguimos en el bosque hasta que decides caminar, tomas mi mano y me guías entre los sonidos de hojas trizadas y más trizadas.
No puedo decir que tengo miedo, la oscuridad está dentro de cada uno, en medio de los dos y en el ambiente.
Siento correr la sangre en toda tu mano, bombea fuerte, segura, tan segura como el destino incierto de nuestros pasos.

¿Has pensado que opina el tiempo de nuestra actitud desafiante para llegar al destino antes que termine la noche?

Te detienes sin titubear, tropiezo contigo y me abrazas firme para no caer.
Tocas mi cuerpo y rostros, buscando mi oído... Susurras: "Podemos seguir toda la noche y no sé hacia dónde te llevo. Quisiera verte para encontrar un camino... No te puedo ver".
Sangre galopa, huye, aterroriza mis latidos, me desespero, me sonroja y mis rodillas tiemblan.

No te separo de mi, te apego con fuerza a mi rostro... "Si supieras el fin, esperaríamos al día para llegar oportunamente, pero aquí nada tiene sentido, ni nuestras manos, ni la emoción, ni tu voz, ni mis palabras... Ven siéntate conmigo, cierra los ojos y dejemos a la luna aniquilar nuestros sentidos... Vivamos de instintos".

laranka
22/01/14

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien