jueves, 11 de noviembre de 2010

Piedras de Tierra Lejana


Todavía guardo esas piedras de una tierra lejana,
que me recuerdan las nubes que inventé con tu suspiro.

Aún atesoro esos pedazos de frases,
que me llevaron a creer en los cuentos de drama.

No dejo de coleccionar melodías,
que me han dejado herida a media vía.

Pero no me pueden vencer
esos demonios que bailan en mis oídos,
esos duendecillos alegres que me regresan a días aquellos.

Me arrodillo, me encierro en mi gobierno,
esta es la única manera de que se vayan.

Luego regreso a una fotografía,
que lleva impregnada la imagen de un caballero.

Un hombre de manos de fuego,
con ojos infinitos y de corazón negro.

Ya no diferencio las figuras,
ya mi mirada empieza a agonizar...
son las lágrimas del ayer.

Es preferible encontrarme como un ángel,
que dejarme pintar de demonio.

Mi alma está acostumbrada a dejar pasar
el viento más cálido de primavera.

Mucho mejor, hago puño mis manos,
y corró hacia esas montañas.

Me dirijo al pasaje brillante,
donde está el único ser coherente,
la persona que manejó el demente dentro de mi cuerpo.

laranka
10/10/10

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