lunes, 30 de abril de 2012

un hombre famoso


Entre la niebla espesa de la imaginación,
te encuentras sentado como dueño del lugar,
como el chocolatero del pueblo pequeño,
como el amante inamovible.

Ingresas con cautela y sin descuido,
a invadir cada célula de ésta piedra,
de la galaxia operante de la memoria,
del limbo agonizante de un ser vivo.

Miras un espejo flotante entre mis ojos,
sonríes, coqueteas con el y continuas,
acomodas tu traje con disciplina,
y arreglas tu presente contra mis paredes.

Devuélveme ese abrazo que un día me cegó,
permite al tiempo acariciar tus labios,
violar la privacidad de tus oídos,
presenciar la figura inerte del silencio.

Recordar no es más que una medicina,
la droga insipiente del pasado memorable,
el opio que beben mis lagrimas,
la razón de convertir los sueños en terapia.

Sentir que no estás, que tu cuerpo es etéreo,
que la sonrisa se desliza por un desierto gris,
por las ojeras de las noches prisioneras,
de las gotas exoneradas de tu mente.

Y las miradas algún instante regresarán,
cansadas de huir del destino embriagado,
de golpear las puertas erradas,
de gritar sin llanto al cielo.

Eres la figura que más flores quisieran,
yo solo quiero asfixiar tu sonrisa,
quemar la mirada ignorante
y envolver tu fama en mi interior.

laranka
30/04/12

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