viernes, 12 de julio de 2013

Mi acicalada bestialidad


Sentada, entre seres que ni siquiera supe que existían,
ahí, quieta y sin esforzarme en entender las razones.
Sentada, con melodías y fotografías en la pared,
ahí, sin la necesidad de explicarme como llegué.

Esa sensación de encontrarte dentro del armario,
no del que te lleva a Narnia...
el que te jala hacia la conciencia de tus actos,
hacia la perdición de tu mente en la realidad.

Huir del lugar, tal vez era una opción,
pero más opción, permanecer y no vomitar.
Sigo sentada, pidiendo ayuda, un exilio,
rebuscando la manera de no tropezar.

Tal vez, tal vez, tal vez,
tal vez debería balbucear otra frase.
La constancia no me deja hablar,
romper paredes, la mesa y ese estúpido sillón.

La hora terminó con el delgado humo,
no perdí el control, la elegancia me dominó.
Mi bestialidad estuvo acicalada y moderada,
tan dulce y temible como la disputa de mis yo.

laranka
12/07/13

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